Por eso un abrazo, un cuello, la piel,
tanto cuajar de leches,
nos invitaban a un cálido aislamiento
que era la total elevación de la ternura.

Quise decir tu nombre y dije cuerpo.
Quisiste decir palabras,
pero apenas sonreías.
Apenas enterrabas tu cabeza en el silencio.
Hielo delicado,
te cubrió el calor de un cuerpo que existe
que recuerda, que busca, ciego.

Cuerpo, tu nombre es un hermoso poemario que trabaja a partir de lo corpóreo para ir más allá. En este libro, la amalgama entre lo físico y la palabra -el nombre- conforman la búsqueda del yo poético, quien nos introduce en este viaje de la mano de una poesía cuidadosamente escrita y trabajada.