Saúl (seudónimo del autor), un abogado octogenario, hace un recuento dialéctico de sus experiencias en el mundo extraño y anómico en el que le tocó vivir, donde la corrupción se había institucionalizado y donde hablar de ética, justicia y religión resultaba no solo impertinente sino anacrónico y ridículo. Solo la impronta axiológica cristiana heredada de su madre le permitió hacer frente a esa anarquía ética que tendía a generalizarse.
Sumido en esa contienda Saúl vio llegar la pandemia del covid-19, que trajo consigo inmensa desolación y sufrimiento; pero también —y de manera sorprendente— despertó la sensibilidad humana y la comprensión de que existen valores universales y atemporales, como el altruismo, la solidaridad, la compasión y la empatía.
«Es un libro autobiográfico de relatos breves y narración ágil. Una secuencia de historias que se presentan con una buena dosis de humor, drama y ternura. Una obra muy humana en donde se enfatiza la importancia de la ética y de la religión en nuestra vida cotidiana.
El libro fue escrito por mi padre durante la pandemia del covid-19 y los largos meses de confinamiento que compartimos, y su principal intención es ayudarnos a crecer como seres humanos».
Patricia Gisella Flores Figueroa
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