[…] nos habíamos enamorado en un instante, magia pura fue eso; pero no un cuento en donde una dice: «Qué bellos ojos tiene», o él dice: «Es tan delicada en su andar», no, no, no, era más bien algo como «Me encanta esa flaca, es directa y le entra a comer ceviche de carretilla, o hacer concurso de eructos». […]. Así funcionaba nuestro adolescente amor. Solo que fui «la otra», «la metida», «la destroza noviazgos». Quizá no hice bien, quizá ese día los planetas se alinearon y me cayó kryptonita en la vagina y me revolvió las hormonas, pero con todo y eso, yo me había enamorado de Nicolás.

Es así como me convertí en UNA PUTA SENTIMENTAL.

Desde joven, Alanna creció en un entorno donde hablar de la sexualidad era tabú, donde sus hermanos escondían secretamente sus revistas y donde hablar con su madre de esos temas eran, cuando menos, una fantasía. Pero en ella siempre hubo un fuego en su interior, uno que le hizo amar las letras y también desear ser amada y adorada por completo, en cuerpo y alma, desenfrenadamente. Sin embargo, más de una vez la búsqueda de este deseo en el otro la dirigirá por múltiples decisiones.

¿Cuáles serán los pasos que seguirá nuestra protagonista para vivir libremente como una puta sentimental?