La novela de nuestro continente viene hace tiempo transformándose y sus frutos son una mezcla de las influencias heredadas desde el indigenismo, pasando por las técnicas del boom, y llegando a la novela metaliteraria, con Roberto Bolaño como un paradigma necesario. Y en adelante, observamos como estas técnicas, estilos y formas evolucionan de diversos modos. Sin embargo, observamos que el dominio de la novela realista, al menos en nuestro Perú, es una herencia difícil de soslayar. De Vargas Llosa a nuestros días el ideal realista se impone como una sombra insoslayable, que asfixia otras propuestas y sujeta al prosista a seguir caminos ya explorados; bueno, siendo sinceros, hay algunos valientes que intentan un camino personal, diferente. Así, El grito de Asterión nos ofrece un camino poco recorrido en nuestras letras. ¿Estamos frente a una novela de ficción mística? ¿Es una novela realista política? En suma, esta obra va de novela indigenista y de corte juvenil, pasando por la novela política y de aventuras, para finalmente ser una obra que encierra un tema filosófico donde se congregan diversos personajes en busca de oír, más allá de lo concreto, el grito de sus mentes, el insondable sonido del mundo; es decir, termina siendo una obra que busca acercarse a cierta verdad. En ese sentido, Mallku Abraxas recicla la novela realista, la novela política, la novela espiritual y nos permite observar una serie de horizontes, agregando el latido del Perú contemporáneo, sin olvidar el mundo andino y la música urbana. Entonces, escuchar el grito de Asterión es también oír la respuesta a una sociedad convulsa, caótica y limitada. Por eso, este es un grito de auxilio, sí, pero también de esperanza y de nuevos horizontes internos.

Julio Barco, Lima, 2022